

quizá todo habría ido bien. Le dije a la profesora que cuando creciera tomaría el destino con mis propias manos, no dejaría que un tío
me deprimiera, mi profesora me contestó que tendría suerte si alguna vez sintiera ese tipo de pasión con alguien, y que si así era, estaríamos juntos para siempre. Todavía creo que, la mayoría del tiempo, el amor sí funciona con elecciones, se trata de dejar el veneno en la botella y crear tu propio final feliz, la mayoría de las veces. Pero a veces, incluso con las mejores elecciones y las mejores intenciones, el destino sigue ganando...
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