Y no tengo la culpa de que todavía pienses que el amor lleva trámites absurdos de frívola seducción. El romanticismo es la misma flor con la que te velarán, ¿querés que siga hablando? o sácate
la ropa ¡ya! Y el rebaño de gente que todavía piensa como vos no merece la más mínima consideración. Y no tengo asco a lamer tu repugnante moral, nadie hasta ahora estuvo tan cerca de . .
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