Lo único que aprendí fue sobre mi capacidad de dar. De dar
todo. Eso fue lo que me dejó esa relación. El descubrir de mi inmensa capacidad
de dar y cuidar a alguien sin que el otro haga necesariamente lo mismo. Todo
eso no hizo que él me ame pero ahora ya eso no importaba. El sí amaba las
idealizaciones, todo aquello que admiraba, todo lo que estaba lejos. El amaba
las palabras, los discursos de personas lejanas que no podía tocar. Discursos
ideales pero en fin, discursos nada más. En cambio yo, ahí al pie de cañón,
siempre apostando al SER y al hacer, al ESTAR y esperar. No sé si me arrepiento
de todo lo que hice, de todo lo que dí, pero sí me arrepentía del tiempo que
pasó (perdí?) de toda la fuerza que invertí en esa relación y de todo lo que
sin querer e inconscientemente esperé. De eso sí me arrepentí...
Jael
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