En algún momento todos te dicen que hacer. Nadie piensa en vos, todos te lo dicen desde su posición de moralistas. Desde lo que les queda cómodo a los demás. A veces hay que hacer más oídos sordos a lo que dicen los demás y jugarse por el bien de uno mismo. Ser más egoísta, o tener más amor propio, para no volver a caer en lo que nos hace mal. A veces por ayudar a armar a otros nos destruimos un poquito a nosotros mismo. Y ni así podemos ayudar al otro, porque ¿cómo podría un roto armar a otro? Quizás si, momentáneamente, pero no duraría para siempre. Por eso, Jael, nunca más te desarmes en el proceso de ayudar a otros.
                                                                         Jael