Viejos escritos

Pensarte tanto, espero no sea pecado. Pecado contra tu sonrisa y tu belleza perspicaz, tu rapidez mental y tu ambición, esa ambición que me hizo tan tuya, pero que ahora anhelaba quien sabe que, algo más, siempre algo más. Sigamos hablando de tu rapidez mental (o mi lentez será?) que forma mas impactante de contrarestarme cada paso con algo más, elocuencia. Tú, tan seguro. Yo, tan inseguramente loca. Creo que amaba verte celoso, fuera de foco, no porque me gustasen tus celos (eso no) sino porque era el único y chispeante momento en el que atravesabas la valla de tu firmeza y te dejabas ser vos mismo, totalmente natural, expresando algo que ya no podías contener. Verte así era provocar un torrente de risas en mi, o una catarata de furia. Acaso no conocías otro otro modo de demostrar que te importaba? No había punto intermedio entre tu firmeza y gracia y tu enojo y furia. No registrabas la dulzura en,tu escala de humores. Y yo, vivía en ese estado. Empalagante. Me hartaba a mi misma.
                                                                        Jael