Cuando llamaste yo fui corriendo y antes de que pudieras derramar las lágrimas ya estaba ahí. No podia permitirme que estuvieras mal sin darte mi hombro. Siempre al pie de cañón. Siempre para vos. Siempre protegiéndote de todo y todos excepto de mi propio amor a vos. Era parte del amor acumulado que me había quedado, quizá de otras vidas, quien sabe. Como me dijiste una vez, cuando ya no caminábamos la vida uno al lado del otro: ''Sos tan increíble y tenes tanto a m o r para dar, como todo ese amor que me diste a mi, sos amor en todo lo que haces, te desbordas de amor, si enfocaras eso en otra cosa''.
Era tanto mi amor por vos que a pesar de todas las veces que me abandonaste, en mi desazón, yo igual iba a acudir a salvarte. Me iba a romper para regalarte piezas y que estuvieras bien. ¿Qué loco no? Que d e s m e d i d o el amor. Lo veo ahora y no me entiendo. Me obsesionaba tu amor que no me servía de puente, aprendí a los golpes, porque un puente no se sostiene de un sólo lado. Jael (escritos 2017)
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