♡ ☮ ♪✿

Tanta fuerza y tanto amor hacen al mundo girar, algún día lo descubrirás . . .

5 de febrero de 2017

Sólo tú y yo conocemos la historia, porque tú y yo la escribimos y no permitas que nadie te venga a decir otra cosa, porque aún existe la gente que odia a quien toca la gloria.

Estuviste en los momentos más felices de mi vida, en todas las risas que no podía contener, en todas las risas que terminaban en lágrimas de felicidad, en todas las risas de esas que daban dolor de panza. Vos estuviste ahí, aunque quiera borrarlo, negarlo. Estuviste en mis quince años, en mi recepción, en mi acto de colación, siempre ahí compartiendo mis momentos más sublimes. Cada vez que llamaba vos venías corriendo, como esa vez que me corte con un florero de porcelana o aquella vez que me robaron y yo temblaba desesperada. Vos estabas ahí y eras testigo de mi vida, de cada risa, de algunos llantos. Y debe ser que remarco esto porque ahora ya no estás, y debe ser que remarco esto porque no puedo creer que terminó. Yo quise terminarlo y fue mejor así, y aunque algunas noches me arrepienta de haberte amado así, no puedo renegar de un amor que me dio tanto. Supongo que lo único que le puedo reclamar a la vida es que no hayas sido para mi. Después de casi tres años juntos, yo lo sentía, los caminos se bifurcaron y debió de ser así.
En en mundo hay muchas historias de amor no correspondidas, en las cuales uno acepta y sigue (no hay más que hacer). Sin embargo esta fue diferente, fue de esos amores inconclusos, de esos amores que terminan aún habiendo amor de ambos lados, pero sabiendo ya no poder estar más juntos, ya no ser más de beneficio para el otro, sabiendo ya no ser más complementarios o cómplices en eso autónomamente bello llamado amor. No pudimos cerrar la historia y un año y dos meses más tarde una tragedia nos volvió a juntar. Vos llamaste y obvio yo estaba ahí, como siempre, yo estaba ahí para vos, la pelotuda de la historia. Pero no pude hacer otra cosa, no pude hacer otra cosa más que estar ahí para vos, más que darte todo el amor que tenía acumulado en mi, más que cuidarte lo más que podía a veces siendo tan madre. Después de 11 meses me di cuenta, no eras vos lo que ya no encajaba conmigo, ni yo que siempre quería estar ahí para vos e insistía aunque las cosas no funcionaban, éramos nosotros que ya no teníamos la fuerza para mantenernos juntos en las buenas y en las malas, eras vos que ya no querías verme, eras vos que un día me dijiste: no sé si el amor es así o si nosotros ya no nos amamos pero no puedo vivir sin vos. Y por unas semanas me conforme con eso, pero después dije basta. Eso era. Vos ya no me amabas. ¿Qué importaba que yo sí? Un puente no se sostiene de un sólo lado.
Un día me quise un poco más a mi, y partí de ésta historia de amor. Un tiempo renegaste por mi compañía, protestaste, me contactaste, me pediste mi amistad. Pero no, yo sabía que debía cortar todo lazo de raíz. Y acá estaba, seis meses después, escribiendo de nosotros. De nuestras memorias, de todo lo que me quedó dentro, de eso que a veces me ahogaba. Yo veía la vida mediante tus ojos y sabía que esa no era mi vida, sabía que tarde o temprano nos separaríamos, que tus metas no eran las mías y que yo quería otra cosa. Que yo te deje, sí, pero que también yo te amé, como amé a nadie en mi vida (todos los que aman dicen eso ¿no? es que no hay otra manera de amar que así, con todo)
Lo que vivimos fue tan sincero.
Cuánto te quise, cuánto de quiero.
                    Historia de mi primer e inconcluso amor. Jael. Febrero 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario