Hache, parte mil.

De ésta nebulosa me quedo con lo real. Con Hache hubiera sido feliz, en teoría. Pero no. La vida real era otra cosa y nos habíamos chocado contra un paredón al querer estar juntos. Ya no buscaba culpas. Ya no. Simplemente no había tenido que ser. No pudimos. Y como dolía. Porque hay medias perfectamente impares que encajan. Y nosotros, que según mis análisis encajábamos a la perfección, no. En teoría nada mas. En la práctica la cobardía había sido inconmensurable. Sin embargo le extrañaba, extrañaba su sinceridad y su preocupación por mi. Su manera de hacerme saber que siempre estaba ahí, dispuesto a escuchar. Su interés por mi, y por lo que me pasaba dentro. Sus ganas de escucharme decir te quiero, mi reticencia a decírselo, aunque sabia perfectamente que lo sentía. Sus manos en mi cintura y las mías rodeando sus hombros o cuello. Había sido el primer beso tan ansiado y dulce que me habían dado en la vida, él, el chico con la menor gracia y el cuerpo más desgarbado que podría existir. Le quería. Y quería tenerlo cerca de mi. Anhelaba que matara el espacio físico que nos separaba. Pero él no lo hacia. Yo lo quería, y a veces el también me quería. ¿Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos? Esos que siempre le pedía que corriera. "No me mires así" le decía y le corría la cara. No lo podía soportar. Me ruborizaba, pensaba que había algo mal en mi. Si embargo el solía repetir: ¿por qué sos tan hermosa?
La historia había sido corta, decadente y escasa de pasión... Como tantas otras historias. Pero ésta, sin embargo, era la mía. Ni siquiera me servías de microcuento. No habíamos compartido mucho. De hecho no habíamos compartido nada. Nada más que unos mates y los primeros tres capítulos de mi serie preferida. Sin embargo eso me había bastado para quererle, para llorarle, para que sintiera que una parte de mi moría cuando me dijo "dejemos las cosas acá, me voy". Me reía de nervios, de no poder creerlo, me reía de estúpida. Pero te juro que no me reía de que estés terminando ''lo nuestro'' y mucho menos de vos. Te juro que te quise. Y te quiero, tristemente.
                                                                                Jael