Hache, ¿dónde estarás?

Vos estás ahí. Y aunque ya no sé nada de vos, vos seguís estando ahí. Cerca, pero lo suficientemente lejos como para saber que nunca más voy a escuchar tu voz dirigirse a mi. Vi una foto, vi que cambiaste tus anteojos, y caí en la cuenta que tu vida siguió (y la mía también aunque casi no me percaté de eso), que no fue tan malo para vos haberme dejado, que no te dolió (o al menos no como a mí), que no se te hizo tan difícil, que no necesitaste nunca llamarme o mandarme un mensaje (como lo hice yo, muy a mi pesar), que no extrañaste mi voz, mi presencia, mis besos, mis ''buenos días'' y mis ''cómo estás?''. Que vivís, comes, reís, jugas, deseas, amas, sos feliz (quizá). Que no te acordaste de mis cumpleaños y está bien. Que no te importa (y lo sé y me duele). Que una partecita de mi desea que hubiera funcionado, que era con vos, que aún te quiero, que fuiste increíblemente bueno. O quizá no, quizá no era con vos.
                                                                                                            Jael