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Tanta fuerza y tanto amor hacen al mundo girar, algún día lo descubrirás . . .

5 de agosto de 2017

Y de volver a amar te hablo.

Es que amar es amar tanto. Es amar mucho. Es amar con todo. Es amar hasta el para siempre y en el infinito. Es amar exagerado. Amar locamente. Amar profundo.
Amar se ama en el diez o no se ama. Amar es gritarlo. Amar con fuego. Amar en el incendio. Amar en el extremo y amar aun pasándose de él.
Es que amar es amar con ganas. Amar es apostarlo todo, hasta lo que te hace falta. Amar no es una lluvia. Amar es tormenta. Un a todo o nada. Se ama por completo, o no se ama.
Entonces como se frena el amor, si el amor no para. Como se deja, si el amor no te deja. Empieza y no termina. Una carrera con punto de partida a la que le falta punto de llegada. Eterna estrella fugaz. Numero infinito. Tierra redonda.
¿Y se puede amar amando? ¿Se puede amando amar?
Y de volver a amar te hablo. Porque todos tenemos un amor inolvidable. Un amor de ese tipo. Un amor que se ama. Que se ama y se ama tanto. Se ama mucho. Se ama con todo. Ese amor tormenta, huracán, tornado. Que te llena con locura. Y te lleva a la locura. Te empuja. Te arrastra. Tu propia definición de amor. Tu propio adjetivo. Tu propia exageración.
Se puede ir el sujeto, pero en el verbo quedamos. En ese verbo rodeado de adjetivos exagerados.
Y te encuentro en la mala costumbre de sujetarte al sujeto que se fue. ¿Se puede amar amando? Se puede. Pero no gritando. Tal vez cantando. Y se apuesta una parte, pero se gana otra. Es un amar en el que no llueve tanto, pero a veces sale el sol. Un amar lo suficiente. No amar por completo, pero amar completamente.
Seguirá ahí. Claro que seguirá ahí. Tu vacío irremplazable. Una pieza que no se olvida, pero que tampoco encaja. Amor que en el recuerdo todavía seguirá llevándote al extremo. Enloqueciéndote al límite, gritándote en silencio, cortando una herida que ya no va a volver a abrirse otra vez. 
Amor inolvidable, tan fugaz como su eternidad. Herida abierta, pero etapa cerrada. Herida que es importante aprender a dejar ir.
La vas a dejar ir, aunque siga ahí, aunque siga doliendo, aunque nunca se cierre. La vas a dejar ir para permitirte amar, aun amando. La vas a dejar ir para permitirte amando, volver a amar.
Rochi Grimaldi.

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