02/10/17

Hoy lo crucé a Hache. Me saludó.
Sí, después de casi ocho meses, ocho meses, de darme vuelta la cara, me saludó.
Yo salía del parcial, contenta por haber hecho todo y caminaba por el pasillo que más frecuento en la facu, en el que varías veces ya en el año él me había negado el saludo.
Hoy es lunes.
Cuando lo divisé sentado en el banco, un poco más adelante y a mi diestra, justo yo venía con el celular en la mano. encendí la pantalla. Pensé en ignorarlo y mirar el celular, así como el me había hecho algunas veces, para no tener que mirarle y sufrir después con la decepción de que otra vez el me hubiera dado vuelta la cara. Pero no. Guarde el celular en el bolsillo y miré a Hache, con una expresión que no sabría describir. ¿Qué cara habré puesto? ¿habré esbozado una media sonrisa como de costumbre? ¿habré mostrado cara de susto? ¿cara de asombro? ¿cara de tristeza? (la tristeza esa que me provocaba verlo)
El también me miró y dijo : ''Hola ¿Cómo andas?''
En ese momento se detuvo mi mundo. Ahí se me frenó el día, la semana, el año. Llevaba meses esperando este día y no sabía como reaccionar.
Musité un: ''Hola, ¿bien y vos?'' casi imperceptible estoy segura.
Se me cruzaron mil cosas por la cabeza. La respuesta real, la mía, la verdadera, porque a mi no podía mentirme. No estaba bien, mentira. Le extrañaba inexorablemente.
Pensé en como habré estado, si me habrá visto linda. ¡Como si eso importase! Después de todo lo que pasó, no creo que le moviera un pelo verme más ''linda'' o no.
Subí la escalera, me temblaba el cuerpo. Entre en biblioteca. Ahí estaba Julieta, como siempre mi salvación y escape. Dispuesta a decirme lo pelotuda que era para que el sólo hecho de su saludo me pusiera así, me provocara tanto. ''No si para boluda no se estudia'' me repetía una y otra vez. Lo sé. Yo era una boluda, ¿pero qué le iba a hacer?. Y al final ¿era mejor ser una piedra o ser una boluda temperamental/sentimental?.
''Hoy es lunes'' le dije. Si me pasaba esto un viernes, me iba de joda me ponía re empedo y me olvidaba o al menos apaciguaba por el fin de semana el tormento de pensar en esto, de pensar en que me saludó. Pero no, era lunes e iba a tener que lidiar toda la semana con que este suceso frecuente mi mente, me confunda, me entristezca, me agobie y me asfixie.
Me acordé que la última vez que había ido a la psicóloga me la había pasado llorando por él, porque le extrañaba, porque estaba arrepentida, porque sentía que era mi culpa. Y le había contado todo (o casi todo) entre lágrimas. El porqué de mi culpa y todo lo que yo creía haber hecho mal. Perdóname Hache, yo te juro que te quise aunque no supe como actuar. También se que me quisiste, no se si tanto, porque desististe muy rápido. Pero aunque sea un poco me quisiste, lo sentía cuando estaba con vos. Me sentía cuidada y querida. Y me pido perdón a mi misma, por no saber soltar (te), por tanto llorar(te), por ilusionarme y romper yo misma esas ilusiones.