Te acepté, así como eras. Frío, muchas veces grosero. Muy pocas veces eras tierno.
Apreciaba esos hermosos momentos de honestidad, de dulzura. Aprendí a amar cada uno de tus defectos, y aplaudía cada una de tus cualidades. Por esa y muchas más razones me enamoré de tí
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