♡ ☮ ♪✿

Tanta fuerza y tanto amor hacen al mundo girar, algún día lo descubrirás . . .

29 de noviembre de 2019

Hache, textos de lo que algún día fue

[20:59, 13/11/2019] Jae: La felicidad no necesita ser escrito porque se manifiesta por si misma.
[19:48, 10/11/2019] Jae: Acontecieron dos meses de silencio desde aquella foto en la playa , hasta la nueva foto de joda. Dos meses de silencio y un corazón roto. Dos meses en los que habré intentado de mil maneras caer en la cuenta de que se había terminado, en los que había corrido en la lluvia llorando hasta la casa de mi amiga, la que más entendía de estos temas en esos momentos en los que el corazón estaba en añicos contra el pavimento y el autoestima se me había esfumado, y le preguntaba al destino y a la vida mil veces: ¿por qué?. Sin encontrar alguna respuesta aparente.
 En esos meses intente procesar de mil maneras posibles que me habías dejado a causa de mi falsa libertad y libre vuelo, que no habías soportado mi ridícula idea de no querer ponerle un rótulo a lo nuestro. "Quiero presentarte a mis viejos" fue la frase que me aterro tanto y a la que salí huyendo. Pero no era para tanto, eso no podría haber sido nada malo comparado con el duelo de ya no volver a verte, escucharte, escribirte, leerte, y disfrutarte en silencio en aquel banquito de la plaza en el que siempre tomábamos mate. Me quedo en la punta de la lengua el no poder haberte dicho que te quise. Yo te quise de verdad, aunque mi orgullo no me permitió demostrártelo, abrazarte, besarte y decirte que no quería que nos separáramos jamás. Sin embargo me quedé en la puerta parada como una tarada mientras me dijiste chau y te fuiste. No sabía que era un adiós definitivo, y mi alma terca no me permitió decir "Perdóname" durante la siguiente semana en la que lo podría haber hecho. Poco a poco tu frialdad apago todo, pero mi amor por vos no se apagó. Igual ya no había nada que hacer, y me deje llevar por mentiras, que decían que te habían visto muy feliz por ahí con otra señorita.
El siguiente mes el timeline sólo mostraba fotos de fiestas y alcohol, y si, ¿de qué otra manera hubiera podido sobrellevar mi peor resolución amorosa? Mis días se dividían en cursar sin ganas, llorar (repita los cinco días de la semana) y los fines de semana embriagarme hasta ya no poder mantenerme en pie y vomitar en containers de estaciones de servicio. Creo que si mi hubieras visto hubieras sabido lo mal que estaba y quizá podrías haber deducido que te quise, me importaste y no fui esa  hija de puta que te olvido en un chasquido de dedos. Pero que importa, eso no sucedió, te sufrí en el mejor de los silencios, enviando un te extraño que se archivaba en tu casilla de ya no amigos porque me habías eliminado, a gritos en la ducha y en la almohada cuando la casa estaba a solas, ahogándome entre sollozos y sal de lágrimas y esa sensación de ahogo de ya no tenerte, de saber que ya nunca más iba a sentir tu cálida y chispeante paz a mi lado mientras me cebabas esos amargos que sólo vos sabes. ¿Te pensas que eliminar a una persona de tu vida es tan fácil como dar click en eliminar de amigos? Creo que no. O por lo menos no para mi. El dolor siguió y siguió y la vida también. Como las cosas que no tienen mucho sentido diría un cantautor español que adoro. Podría consolarme con que no eras tan bueno por tu amor desmesurado al fútbol. Tu locura maradoniana, tu nariz de gancho, tus entradas en la cabeza a pesar de tus 22 años, tus inseguridades, tu forma de dudar de todo hasta de lo cierto y ese orgullo tan ciego como tonto.  Pero no. Yo te ame. Y tus defectos se desvanecían en segundos comparadas con las virtudes que portabas tan humildemente. Tu forma tan positiva de ver la vida y de animarme siempre, haciéndome saber que todo estaría bien, tu humor tan característico como sano, ¡ah si me habrás hecho reír! Esa ironía que yo no entendía y tu forma de relacionar todo con un tonto capítulo de los simpsons.  La paz que emanabas siempre era todo lo he yo necesitaba para mi vida y la sinceridad con la que tus ojos marrones y de largas pestañas penetraban mis ojos tristes. Porque siempre hubo una tristeza en ellos son importar que, pero nunca tanta como desde que entendí que me dejaste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario