Agradezco por el viaje a otros planetas. Por Queen, por Bob Dylan, por Soda Stereo.

Duele ver como con tanta impunidad todo lo que alguna vez creí puro fue corrompido. Como tu sistema de transparencia y luz cristal se deshizo en añicos. O realmente será que nunca existió. ¿Qué pensará tu mamá, que ya no está, de saber que ya ni el saludo me das? A mi, una persona que nunca te soltó la mano y te ha visto en tus momentos mas dolorosos. Entiendo que responder aquella llamada con respuesta positiva fue todo lo que pude hacer, porque estaba en mi esencia. No podría de haberte negado acompañarte en tus momentos más dolorosos. Sin embargo me impacta la ligereza con la cual no demostraste el más mínimo respeto ni estima, sólo odio, egoísmo y soberbia a quien dejó de lado su vida por acompañarte a vos. Quien sabe, extrañezas de la mente humana.
 A veces me pregunto porque no tire las cartas, porque no las queme y las hice mil pedazos. Supongo que es para saber que algún día alguien me quiso con esa magnitud, como para mandarme mil cartas, y escribir poemas pensando quizá en que mi figura no era tan asimétrica como me lo indica el espejo.  A veces me pregunto porque no queme las cartas. Ha de ser que aunque todo ese amor se transformó en indiferencia, dolor y luego repugnancia, el recuerdo de lo que fue sigue siendo un amor dulce. Porque fue un amor de esos que parten la tierra, aunque ahora ya no te pueda ni ver.