Teníamos demasiadas cosas en común y éramos demasiado iguales en algunos aspectos como para que fuera a funcionar. De todos modos lo intentamos, yo creyendo que irrevocablemente funcionaría eternamente, vos pensando siempre tanto en que eras insuficiente. Si hubiéramos sido un poco más distintos, quizá, yo hubiera logrado traicionar a mi orgullo y hablarte, o vos, si no hubieras sido tan terco, hubieras podido ver que me quedé llorando por dentro aquella noche que te despediste y no supe reaccionar ni atiné a decir nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario