Te llevaste mi memoria,
juraste no regresar
te veo en cada gaviota...
Jamás cambiaría mi ser, para poder pertenecer... La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver mas allá . . . Propia filosofía de vida
Te llevaste mi memoria,
juraste no regresar
te veo en cada gaviota...
Se duela a un padre que nunca hubo. Nunca estuvo. Que existe, desde el no estar. Que se hace presente mediante la ausencia.
Maduramos. Nuestras relaciones también maduran. Elegimos a personas que nos eligen, que están, que es recíproco. Tratamos de alejar las envidias disfrazadas de amistades y los "quiero que te vaya mal porque simplemente mi realidades distinta que la tuya". Me costó mucho conquistar mi paz. Me costó y cuesta todos los días dominar los demonios de mi cabeza. Me cuesta madrugar y estudiar y cursar y trabajar. Pero lo hago. Por mi. Porque se que el día de mañana voy a estar orgullosa de todo lo que logre. Y voy a tener a mi lado a las personas correctas que me acompañaron siempre. Buenas y malas altas y bajas. Poniendo la oreja y el hombro.
Si hubiera sabido aquel día
lo que ahora sé con certeza
debía darte más días,
para no perder la cabeza.
Cuando creces privado de una figura paterna es inevitable sentirse territorial con el reemplazo que hay.
Se duela a un padre que nunca hubo. Nunca estuvo. Que existe, desde el no estar. Que se hace presente mediante la ausencia.
La foto en el Cocomarola representa quizá el único momento feliz que compartí codo a codo con mi padre, no hubo actos escolares, no hubo partidos, no hubo paseos, no hubo camino a la escuela, ni pasarela de recepción.
He decidido estar para la gente que está para mi. Para la que valora mi tiempo. Para la que me escucha de forma activa y pasiva (tal y como hago yo con los los otros). He decidido conservar sólo relaciones recíprocas, de admiración, de vibras buenas. He decidido descartar las envidias disfrazadas de amigas, las malas vibras, los malos deseos. He limpiado círculos, vaciado baúles, y hecho espacio para lo que realmente valía la pena en mi vida. Y aquí estoy. La felicidad no siempre viene sola, a veces es la suma de múltiples acciones y esfuerzos.
Ya no te pienso, y si te sueño no me acuerdo. Ya no te lloro, ya no retengo tu recuerdo en el presente, tan solo se halla en la penumbra de lo que alguna vez supo haber sido, y que tan profundamente fue. Ya si te hallase, que pasaría? Quien lo sabría, ya tan lejano.
Ya no te pienso, o ya, tal vez, me cubrí tanto de quehaceres para el mundo que ya no me queda tiempo, el tiempo, ese infinito, cayendo esos granos de arena uno tras otros tiquitiquitiqui tac. Tiempo si queda lo que no queda es espacio, ya no caben en mis días la tristeza de saberte perdido, pero todavía queda lugar para la nostalgia de saberte en un pasado mío. Mentira, no fuiste mío, pero yo sí fui tan tuya como jamás lo seré de nadie más. El amor fue esa locura de no entender. Ese sufrir como si nunca más, como si alguna vez. Hoy queda la pesadumbre de alguna vez haber provocado tu risa, y de esos besos suaves pero firmes. De un te quiero en audio, de nunca habernos tomado una foto, de nunca haberte dicho eso que tan banal me sueña, te adoro
te estimo
te aprecio
pero nunca un te amo.
Ya no te espero.