Divague.

Viajamos para encontrar en otras caras a personas que ya no están. El tío Amador era de San Lorenzo.
A veces pienso que no te fuiste de este mundo, que sólo estas de viaje en otro lugar muy lejano.
Cada vez que veo Buenos Aires me da una locura esas callecitas, esos pasillos y recovecos. Cada vez que leo las noticias me apego y me hago chiquitita, chiquitita hasta que mi cuerpo sólo es una masa amorfa que destila tristeza, respira muy entrecortada y espaciosamente y duele. Me molesta un poco como la ciudad te va insensibilizando, y eso es lo que no me gusta de buenos aires, su locura que te hace creer que estas cerca de la muerte minuto a minuto. También me resulta muy loco sus hombres de traje en bicicleta.