Charly se ríe espasmódicamente, con algo que sólo puede definirse como pícara amargura. “The dream is over”, repite, y vuelve a arremeter furioso: “Yo soy lo más y todo lo demás no existe. Quiero que publiquen eso, pero no dicho por mí, sino porque lo piensan. ¿O son sordos? ¿Catupecu Machu es música? ¿Babasónicos es música? ¿Los Piojos? ¿Airbag? ¿Cómo puede ser que ellos graben discos y a mí me rechacen Kill Gil? Un grupo de tarados que no sabe cómo afinar una guitarra, es ruido, hay una diferencia con lo que yo hago”. Lo dice a los gritos. “Anotá: «Dream is over». Anotá. ¿Por qué los críticos ponen que esos grupos son buenos? ¿No entienden nada? ¿Es todo negocio, es para vender revistas?”
– A lo mejor les gustan esas bandas. A lo mejor escriben de buena fe, ¿no se te ocurrió?
–Entonces que se vayan a la mierda. Morirán siendo argentinos, mediocres. El rock se volvió una cagada. Se terminó todo.
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