Fuimos a andar en bicicleta. Nos sentamos. Y hubo silencios, muchos silencios, y como siempre tus sabias frases dándome ánimos, y mi silencio. No iba a decírtelo. Por primera vez, luego de años estaba callando, estaba ahogándome por dentro. Estaba callándomelo todo. Quería gritar(te) y por primera vez estaba callando, y me moría, me asfixiaba por dentro. Y vos por primera vez no me estabas besando, por primera vez me aconsejabas como si todo estuviera bien pero por dentro vos sabías, sabías las tristezas que me azotaban. Lo sentía en tu voz, en tus consejos ténebres, en tus silencios también, donde faltaban mis palabras. En tu falta de chistes, ¿o será que vos también perdiste brillo en mi ausencia?
No alcanzaremos la paz, más bien la sustituiremos por la calma. Separados, obvio.
                               Jael