Odio la lluvia porque me inspira. Odio la lluvia porque trae tu perfume. Odio la lluvia porque me incita, me invita a tomar un mate y pensarte. Porque el vidrio empañado me recuerda a vos. Y la felicidad de la tierra seca, siendo regada para que nazca lo puro, lo verde, esa felicidad auténtica ¡también sabe a vos!
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