Hache, se que eres feliz sin mi.

En tres meses ya hará tres años de que no estamos juntos, pero todos los días te he vuelto a pensar. Frecuentas mi cabeza como esa historia que quedó inconclusa, como ese amor que no fue, pero pudo haber sido. Te quise, como para tomar mates en la plaza toda la tarde, y quedarnos juntos aún cuando ya no había de que hablar. Te quise como para compartir silencios, y de eso no se vuelve.
Me he vuelto a enamorar, he vuelto a sentir las dichosas mariposas en la panza, pero no he vuelto a escribir por alguien. Ha de ser que mi inspiración sólo se despierta en base a historias maquiavélicas de amores inconclusos y esperanzas truncas.
Todos los amores son distintos Hache, y el nuestro fue particularmente profundo, ha calado demasiado hondo en mi. Hoy te veo tan feliz con ella y un poco me alegra por vos, no por mi, claro. Pero sé que desde los comienzos nuestra historia estuvo destinada a esto, a mirarte desde lejos, sin emitir seña alguna. Y por eso escribo, todo aquello que nunca podre decirte.
¿Quién va a curarme a mi todos mis males?